27.11.08

Cambio climático

Mi humanidad sudorosa se arrastra por las veredas vainilla del residencial barrio porteño en donde vivo. El jean, una especie de armadura hirviente, se apega a mi humanidad como un chiquillo asustado a las piernas de su madre. Mis pies, enfundados en dos bolsas de agua caliente, intentan superarse uno al otro para llegar a la frescura del hogar, que a esta altura del día se asemeja en mi menta a un oasis donde reparten jarras de cerveza y bocaditos chomp. No siento nada. El horizonte de un baño frío me empuja, pero el calor me hace trastabillar y me apoyo en el frente de una casa para recobrar la vertical. Lejos de eso, una súbita ola de calor me llena la cara y me siento desfallecer. Un split saliente del muro me ataca con su ventilación calurosa. Maldito aire acondicionado, pienso, y avanzo unos metros. Pero unas gotas calurosas atacan mi nuca unos metros adelante y al mirar arriba puedo apreciar toda una hilera de aires acondicionados escupiendo agüita y calor hacia el exterior. La visión se me nubla y apoyado en la pared sigo avanzando. Sólo unos cuantos metros más... pero no puedo dejar de mirar hacia los edificios de enfrente y, aterrorizado, descubro que todos están dotados de decenas de splits en sus flancos, cual cañones en el casco de un barco pirata, lanzando bombas de aire caliente a la ciudad ardiente.
Llego a mi casa. La prevención de haber cerrado herméticamente las ventanas con los primeros rayos de sol han mantenido el ambiente fresco y oscuro, gracias a dios. Cerveza en mano, reflexiono acerca de lo que acababa de descubrir, y la gravedad que tenía. ¿Era posible que nadie se hubiera dado cuenta? Imagino una ciudad repleta de pequeñas máquinas cuadradas lanzando bolas de aire sofocante al exterior. Calculo, mentalmente, si el aire frío que lanza hacia el interior cada una de ellas logra enfriar un ambiente, ¿por que no pensar que el aire caliente, aunque menor que el frío, puede causar un efecto similar en el exterior? ¿Porque no pensar que esos 5 grados de más que nos sorprenden no pueden ser producto de la millonada de bombas de calor lanzada por estas maquinas infernales las 24 hs sobre el asfalto caliente?
No se, la cerveza se entibia en mi mano, y en un gesto reflexivo, salgo al balcón a mirar el río. Pero no puedo. Una visión apocalíptica hace que el cigarrillo se me suelte de la mano y caiga por el pulmón de manzana. Cientos, miles de splits se rien en las paredes de los edificios, festejando quizás el éxito de su magistral engaño, mientras una ciudad abatida por 40º de sensación térmica se derrite lentamente, en un final drámatico de ciencia ficción.

3 comentarios:

  1. Los fabricantes de splits son unos genios malignos de proporciones quijotescas!

    (Que 90s que suena "bocaditos Chomp")

    Muy bueno.

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  2. viva la caca en su maxima zorriegueta expresion

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  3. mira vos, excelente afirmacion Sr, y todos nosotros embobados con la teoria del exceso de calor como producto de la desforestacion.
    Les cuento, ayer pasada la medianoche me sente solo en la terraza de casa a esperar la tormenta, jamas habia disfrutado tanto el espectaculo que significa ver los rayos y escuchar los truenos.

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