Se acerca fin de año, las fiestas, la cola interminable para ver al viejo barbudo, ese papa noel que nos roba sonrisas muy facilmente, ya sea para los mas pequeños y sus padres o a dos individuos con la mirada casi perdida caminando por un laberinto de negocios lleno de termitas en busca de algo. La vorágine de las fiestas. Caníbales en busca de regalos y timadores buscando el momento oportuno para alguna pilliada.Caminando con mi compinche pude darme cuenta, entre otras cosas, de que dentro de los shoppings se encuentra el famoso ritual dominguero llamado "vuelta del perro". Sí señores...gente caminando, hablando, mirando vidrieras, pero caminando en fin a paso lento sin cargar alguna bolsa (con regalos navideños o quizas otro tipo de bolsas..."guiño"). Que caminan para un lado, dan la vuelta, suben por la escalera mecánica, dan otra vuelta, vuelven a subir y dan una ultima vuelta para terminar quizas tomando un helado o comiendo una hamburguesa y así alimentar indirectamente y sin pensarlo al consumismo que data dicha época de fiestas.
Pero de tanto dar vueltas me retiro del shopping...obviamente sin comprar nada de lo que tenia pensado comprar.
retirada con las manos vacias y un millon de nuevas necesidades. de eso se trata.
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