20.1.09

Volver

No voy a devolverle la vista a nadie sólo por decir lo que quiero decir, ni nadie va a salir corriendo a pedir laureles para mi reflexión.
Es algo que todos sabemos.
Volver, regresar, es uno de los anhelos más grandes de la humanidad. Punto, estamos de acuerdo.
Pero el mundo está hecho de una manera extraña. Aquello que más queremos, aquello con lo que soñamos los últimos 5 minutos antes de despertar nunca es como debería ser. Cualquier situación, por más hermosa que sea termina por llevar al desengaño. El amor, por ejemplo, pasa de llenarnos de vida a conducirnos al hastío casi sin que nos demos cuenta. Y asi con todo. La comida rica hace mal al hígado, la tecnología trae cáncer, las playas de Macri, vistas de cerca, son areneros irrisorios con agua podrida cerca. Papá Noel jamás trae lo que le pedimos.
Por eso siempre pensamos en volver a ese momento en donde las cosas eran más felices y no tenían dobleces. Siempre nos parece que lo que hemos perdido es mucho mejor que lo que tenemos. La infancia era mas feliz que la vida adulta, aquella chica, en verdad, era mucho mejor que ésta otra.
Pero el mundo está hecho de una forma extraña. Y volver es un ejercicio imposible, o en todo caso, ínutil. Volver no es lo mismo que la primera vez, aquella felicidad no es la misma, si es que alguna vez la hubo. Es que los recuerdos, sabiamente, van limando las partes duras de nuestra vida y nos dejan un historial soñado en la memoria. Pero no nos dicen que la cosa no era tan dorada como pensamos que era.
Y sobre todo, los recuerdos olvidan lo más importante. Volver no es imposible por una cuestión física. No, ya aparecerá un Dr. Brown que invente su máquina del tiempo y lo logre. Pero tampoco. Volver seguirá siendo imposible porque uno ya no es el mismo que era, ya tiene otros dolores, otras marcas y otras ideas encima, y aquella película genial resulta un fiasco diez años más tarde. Para volver en serio hay que olvidar que uno se ha ido y ha regresado.
Y sin embargo, ¿quien no piensa todo el tiempo en esos pequeños regresos, por más desengaño que oculten?
Yo por ejemplo, digo esto, a la vuelta de un viaje, cargado de energías, y haciendo la vista gorda a los problemas de siempre, que me esperan ahí, bajo la cama, para decirme que están ahí, que me esperaron.
Pero que importa. Ya estoy de vuelta.

2 comentarios:

  1. Duaquita, no es eso la "huella de la ausencia" de Segismundo? La misma que funciona como motor del hombre en la insaciable busqueda de la felicidad.
    desde andorra, pipa!

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  2. querido pipas! claro que si... es la huella del ausencia y son los paraisos perdidos.

    cuando recibiremos el beneficio de uno de sus agudos escritos?


    duaquita

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