
Uno vuelve siempre a su lugar de origen. En aquel viaje me di cuenta del mensaje subliminal que contenian las hojas púrpuras y que mezcladas con un súbito desenfreno y elocuente bienestar amarran una vida llena de rayos ultravioletas cuyo estereotipo cito en la lluvia otoñesca amainaban el edor fulgente. Fabulosos antecesores y fabulosos cadillacs. Me movilizaba por los callejones oscuros al acecho y con las antenas alerta a cualquier uniforme azul o verde, con la vista aguda como la de un alcón, algo asi, como un tumor maligno indocumentado acariciando las calles adyacentes. El tiempo pasó y el austero e infimo efecto indulgente siguió el mismo camino. Ahora de regreso me siento vivo y lleno de claustrofobicos tropicos instintivos, de los cuales asoman los trastornos conbulsivos y diplomáticos. Un grado, cualquiera sea, trastorna todo tipo de magnificencias valedoras de proyectos puros y vivarescos maniobrables, aunque a decir verdad, la flota floreciente descolorida siempre tiene la razón.
Que groso !
ResponderEliminarespectacular luchito!!!!
ResponderEliminarLucho, vos estas muy bien del bocho.
ResponderEliminarCachabacha